sábado, 12 de mayo de 2018

Localizando fuentes de toxicidad durante la preparación MIR

Creo que algo clave a tener en cuenta durante la preparación del MIR es conocerte a ti mismo, saber qué te molesta y qué no. Básicamente porque al principio no te van a molestar pequeñas cosas pero luego esas mismas cosas te van a sacar de tus casillas e incluso te van a desestabilizar mentalmente, lo cual no conviene nada.
Muchos (yo) en cuarta vuelta.
Conocer las cosas negativas que te estresan y te hacen rendir menos es vital. Puede que ya sepas de algunas que hayas pasado durante épocas de exámenes o que hayas descubierto por ti mismo en otras situaciones. Como he dicho muchas veces, el MIR es más estabilidad mental que otra cosa y, con esta entrada, pretendo que os deis cuenta de esos factores que podéis evitaros. Os pondré algunos ejemplos que fui descubriendo y que os puedan ayudar. Como siempre, es mi visión personal y no tiene por qué aplicarse a todos, muchos no compartiréis mi opinión, pero bueno: si puedo ayudar a alguien, mejor.

1.- La academia

Desde un primer momento me molestó. Incluso antes de empezar el intensivo de segunda vuelta. Los correos llenos de ¡Ya queda nada para empezar! ¡Tu sueño va a empezar a cumplirse! que, como empresa, están obligados a ponerte. Pero mira no, no hace falta que me recuerdes que voy a estar 8 meses encerrados en casa estudiando entre 8 y 10 horas al día. Luego, cuando se empieza, los tutores y demás altos cargos te siguen enviando correos diciendo lo que tienes que hacer y lo que no, cuando tu ya te organizas con las directrices generales en la página web. ¿Cómo? ¿Que esto es bueno? Claro que lo es, hasta que te recuerdan continuamente datos y puyitas nocivas tipo "¡¡Para estar entre los 1000 primeros!!" o "¡Para obtener tu plaza...!"... es decir, como si no fueses a obtener tu recompensa si no haces 100% lo que dicen y haciéndote dudar de tu método. ¿Cómo? ¿Que es absurdo plantearse tu propio método? No todos tienen la misma estabilidad mental y autoestima, de ahí que considere todos estos mensajes tóxicos.

Por otro lado, una vez iniciado el curso y conforme se hacían simulacros, se había un seguimiento con correos. Obviamente los mensajes eran descaradamente copia-y-pega pese a que se iniciasen con un "Te escribo a tí para..." y decían cosas preciosas, bonitas y arcoiris sobre los resultados que debíamos ir sacando. Pese a que yo muchas veces estaba en el rango de resultados buenos para la especialidad que había marcado como objetivo, me indignaba mucho leer que dichos consejos y palabras de apoyo eran solo para esas personas y no para los que lo estuviesen pasando peor y no estuviesen consiguiendo resultados. En este punto, añado al tutor de nuestra sede. Ninguno lo tragábamos, la promoción siguiente a la mía parece ser que tampoco lo traga. Un problema garrafal que tiene CTO es que pone de tutores a exalumnos que han tenido un buen número de orden (porque tienen en la cabeza que un buen número de orden = más válido, cuando ser tutor es una labora más docente que no se demuestra con un número de orden) y, por lo general, estos dan consejos en base a su experiencia, la cual no se puede aplicar a los opositores normaluchos como yo. Nos decían cosas tales como "Yo a las 7 de la tarde como tarde dejaba de estudiar" y demás cosas útiles para gente con la capacidad pero no, para, como ya he dicho, personas normaluchas del día a día.

En definitiva, bloqueé de mi correo electrónico a la academia y a mi tutor. No quería saber nada de ellos. Yo ya estaba haciendo lo que podía, me organizaba a mi manera teniendo como base el horario propuesto. Si lo conseguía, bien, si no, nada. No necesito a alguien que me esté metiendo el dedo en la llaga cuando no lo consigo.

2.- Las redes sociales

Al principio, todo son risas con los # del tipo 2MIR18 y demás, yo mismo participaba (de forma no irónica, imaginaos como era la cosa). Conoces a mucha gente, ves consejos y demás. Pero claro, conforme avanza la preparación todo el mundo va brotando. Se alcanza el puntito esquizofrénico y claro, te llevas los dramas personales de cada uno de los seguidores.

Empecemos por la parte en la que muchas personas usa las RRSS para comentar lo que hacen durante el día. Perfecto, cada uno puede usarla para lo que quiere. No obstante, hay personas que necesitan expresar sus acciones y buscar la comparación directa o indirectamente; y usan las RRSS para este uso. Eso ya no está del todo bien (digo a nivel personal de cada uno, la red social la puedes usar igualmente como quieras), pues, si te ha ido mal en un simulacro y pones que has bajado de 140 netas a 135 pues igual te está leyendo alguien que no consigue llegar a las 120 y eso le mina la estabilidad mental. Si esa persona ve que otros de 140 han bajado a 120 netas se queda tranquilo porque no ha bajado tanto. El ser humano es súper curioso.

Continuemos con la parte de la necesidad de aprobación. Esto va más allá de un desahogo. Son perfiles en las que sueltan comentarios sin cesar hasta que otras personas responden y les animan: "vas bien, no te preocupes, un bajón lo tiene cualquiera". En este grupo también entran los que se quejan de no ir bien, quieren MFyC y luego te sacan un puesto 1500 o inferior y te pillan una Cardiología.

Mencionar también el positivismo continuo. Con mensajes tipo "Hoy a por Cardioooo" o "9 horitas con digestivo, ánimo compañeros!!" o encuestas continuas con preguntas-test (esto en twitter sobre todo). Después de estudiar te encuentras una pregunta que no sabes responder y... bueno, ves más fácil acabar con tu vida en esos momentos. 

Por último, mencionar las últimas dos semanas premir. Locura total. Osea, entraba con intención de desconectar y actualizarme un poco con las novedades en la vida de amigos no-MIR y los comentarios que veía era gente gritando, rezando, hilos de reglas mnemotécnicas absurdas,  porras de posibles preguntas que iban a caer este año, haciendo repasos de última hora... en definitiva, siendo bastante extra todo que lo único que hacía era ponerme más nervioso. Por todas estas razones, dejé de lado las RRSS en la recta final. No quería agobios, quería que todo fuese lo más normal posible y no darle al MIR la importancia que no tiene. A más importante lo vea, más me domina el miedo.
Yo entrando en twitter en cuarta vuelta.
Ojo, pese a esto, bien usada, una red social puede ser una herramienta muy útil aún así. He conocido a personas estupendísimas y la mar de maja. No os dejéis engatusar por lo que yo os diga: experimentad por vosotros mismos y mirad qué tal os va.

3.- Los compañeros/uno mismo

Lo que pasa en las redes sociales que he comentado arriba, pero en directo. Muchos de mis compañeros me han "llorado" por ir mal durante la preparación supuestamente cuando posteriormente han sacado resultados mejores que el mío. Ojo, no me refiero a que no tengan derecho a quejarse, claro; me refiero a personas que han comentado de "voy a dejar de estudiar" o "no voy a llegar a la especialidad que quiero" cuando eso lo vas sabiendo con tus resultados con tus simulacros. En otras ocasiones me han restregado las netas o resultados que van teniendo. De principio da igual, pero cuando ya entras en tercera-cuarta vuelta... no mola tanto si tienes unos resultados que no te están gustando mucho. Yo personalmente dejé claro que NO quería saber netas ni resultados de nadie, ni que tampoco comentaría los míos para evitar la auto-comparación (me considero mi peor enemigo) y, o bien entrar en desesperación, o bien relajarme demasiado por ver que "comparativamente voy bien".

También en posibles salidas de domingos libres. Inevitablemente se acaba hablando del MIR, es nuestra forma de vida, no podemos evitarlo. Yo mismo muchas veces me daba cuenta que hablaba de ello y me molestaba, pero es que realmente no tenía otro tema de conversación. Tuve mucha suerte porque en mi ciudad (¿pueblo?) mi grupo de amigos más cercanos no era ninguno opositor, recibí mucho apoyo pero nuestras conversaciones iban siempre más allá del examen.

4.- El positivismo extremo

Creo que forma parte de uno mismo reconocer los pinchazos que se tienen. Si un día te sientes bien, estupendo, si otro día te sientes mal, estupendo también. No siempre es necesario forzarse en ponerse a estudiar con una sonrisa y no todos los días te va a salir todo bien. No te preocupes, acéptalo. Haces todo lo que puedes y si un día no estás de buenas, no te dejes contaminar por los "¡Con una sonrisa y adelante!". Llora, habla con alguien, pide ayuda, grita, descárgate haciendo ejercicio. Pero acepta tus emociones tanto positivas como negativas, no las reprimas y no permitas que nada ni nadie te haga sentir lo contrario, no pasa nada si te sientes mal y te cuesta remontar. Lo importante es conseguirlo a largo plazo.

5.- El exceso de trabajo

He de confesar que en segunda vuelta disfrutaba del estudio ya que es una modalidad muy diferente a la que llevaba en la universidad. Es dinámico, se entiende y en ningún momento memoricé nada. Aprendía muchos datos de cosas que había memorizado sin sentido alguno con un ppt en la universidad. Conforme pasa el tiempo, el cansancio pasa factura y alguna que otra vez me obligué a quedarme hasta más tarde (raros días, pero hubo alguno). Error garrafal, me minaron completamente y al día siguiente estaba incluso más cansado y con menos ganas todavía. He comentado en varias entradas que, cuando lo necesitéis, daros un descanso, aunque no lo ponga en el horario que os proponen. Moldead el descanso a vuestras necesidades: trabajaréis mucho mejor después. Por otra parte, mi peor vuelta fue la tercera sin dudarlo, me metí excesiva cantidad de trabajo porque lo vi "necesario", pese a que no minó mi rendimiento, sí que noté por ejemplo que estaba de mal humor. Por suerte, esto pasó ya al final de la tercera vuelta cuando ya estaba acabándola y no tuvo consecuencias.

6.- La familia

Es verídico si digo que mis padres estaban más nerviosos que yo la semana antes del examen. Las personas que te rodena, familiares y amigos se van a preocupar por ti y van a sentirse inquietos porque conocen el calibre de la prueba que te estás preparando. No obstante, si bien al principio se agradecen las palabras, algunas veces pueden ser la gota que colma el vaso. Os pondré lo que me pasaba a mi personalmente:

  • Mi madre se colaba en mi habitación, se asomaba por la puerta y...
    • - Ay, Dani... que en nada tienes el examen...
    • - Sí, ya.
    • - Ufff, es que te juegas tanto, después de tanto tiempo...
    • - Eh... sí, ya lo sé, por eso estoy estudiando.
    • - ¿No estás nervioso? Yo estoy súper nerviosa
  • Y la versión con mi padre:
    • - Dani, que sepas que estás viviendo momentos históricos
    • - ¿Uh?
    • - Estás estudiando muchísimo y vas a hacer un examen que va a decidir tu futuro profesional
    • - Eh...

Este tipo de conversaciones, aunque fuesen con las mejores de sus intenciones, me drenaban la vida. Más en cuarta vuelta, cuando estás rozando ya finales de enero donde cualquier inconveniente o palabra te puede hacer caer mentalmente. Llegó un punto en el que les tuve que decir que NO quería ánimos, que yo ya estaba trabajando todo lo que podía. Comenté que para el MIR iba a ser un simulacro más, y que, si le daban más importancia, me hacía sentir nervioso por pensar que sería un todo o nada. Por suerte cumplieron su palabra y fue simplemente el día del MIR cuando me dieron un ánimo final.
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Hasta aquí algunas de las fuentes de toxicidad que descubrí durante la preparación y que hice bien en ponerles solución. Ojo, NO TENÉIS QUE ENCONTRARLAS EL DÍA 1 Y YA TENERLO TODO PERFECTO. Id trabajando y modificad vuestro espacio personal y social para evitarlas.  Como ya he dicho, estas son algunas mías, atreveos a descubrir vuestros límites e ir más allá para superar la preparación. Habéis llegado lejos. ¡Ánimo con todo!

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